Cuando hablamos de creatividad e innovación, existen diversos elementos que resultan clave. Pero sin duda, nada es más importante que las personas. Es decir, a la hora de innovar nada es más imprescindible que cada uno de nosotros. Las personas somos las responsables de identificar oportunidades, de generar ideas, y de implementarlas.

Detrás de cualquier producto novedoso hay personas. Por lo tanto, aquellas empresas que desean basar su competitividad en la innovación, deben ir más allá de los discursos amables y poner en práctica una serie de acciones que fomenten, apoyen y premien los comportamientos innovadores, con todo lo que ello implica.

Las empresas desean generar valor, crecer y ser competitivas, a través de la introducción más o menos constante de nuevos productos, servicios u otras formas de innovación. Es decir, soluciones novedosas que tienen como destinatario al mercado. Como clientes podemos percibir a ciertas empresas como innovadoras, debido a su capacidad de sorprendernos y generar un flujo constante de novedades. Sin embargo, esa es solo la cara visible de la innovación.

Esas empresas no innovan de forma casual. La innovación es el resultado de una serie de esfuerzos internos que se sustentan en modos novedosos de gestionar sus recursos y de organizar sus actividades, y de manera muy especial a las personas. Difícilmente se innovará hacia fuera, al menos de manera repetida, sin antes invertir en innovar en el seno de la propia empresa.

No debe olvidarse que innovar es muy distinto a gestionar el día a día. La omisión permanente de la diferencia existente entre las capacidades necesarias para crear algo nuevo, y las necesarias para ejecutar de manera eficiente, explica en gran medida la dificultades que muchas empresas sufren, cuando pretenden incorporar la innovación, a menudo con calzador, en el día a día de sus empleados. En un entorno donde todo está pensado para lograr la eficiencia, no hay espacio para la innovación. Antes hay que preparar a las personas, y adecuar el entorno. 

Las empresas ambidiestras, aquellas capaces de explotar el negocio actual, y a la vez explorar nuevas oportunidades, deben combinar las capacidades de ejecución con las capacidades de descubrimiento. Son estas últimas las que permiten a las personas establecer nuevas conexiones, a menudo a partir de elementos ya existentes, y crear nuevo valor. Y son también las capacidades de descubrimiento, las que permiten transitar por territorios repletos de incertidumbre.

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Así por ejemplo, en las actividades que tienen lugar al inicio del proceso de innovación serán mucho más importantes las capacidades de descubrimiento. Estas capacidades son la siguientes:

  • capacidad para crear redes de ideas/conocimiento.

  • capacidad para observar el mundo que nos rodea (clientes, tendencias, tecnologías,etc.).

  • capacidad para cuestionar el status quo.

  • capacidad para experimentar con las ideas como mecanismo de aprendizaje y validación.

  • capacidad de asociación para generar ideas.

Las etapas iniciales, en las que estas capacidades tienen un rol fundamental, cubren todas las actividades que tienen lugar hasta la aprobación para que una idea pase a las etapas de desarrollo, y posterior implementación. Es lo que se conoce en inglés como "front end of innovation". Básicamente, comprenden el descubrimiento de una oportunidad, y la posterior exploración de esa oportunidad, a través de la generación y selección de ideas, así como de la validación de las principales suposiciones que sustentan una idea. 

A medida que se vaya avanzando en las etapas del proceso de innovación, y especialmente cuando se llegue a las etapas de desarrollo e implementación, las capacidades de ejecución deberán ir ganando peso en el seno del equipo. Estas capacidades son las siguientes:

  • capacidad de análisis.

  • capacidad de planificación.

  • capacidad de autodisciplina.

  • capacidad de centrarse en los detalles.

Asegurarse de que los equipos innovadores posean capacidades complementarias de descubrimiento y ejecución es importante, pero formar equipos multidisciplinares, integrados por individuos con profundos conocimientos en distintas disciplinas, también es clave para asegurar la capacidad innovadora de una organización.

Un concepto relativamente extendido en el ámbito de la innovación, es el de crear equipos integrados por personas con forma de T. Se trata de personas que poseen una amplia gama de conocimientos en varios campos, y profundos conocimientos en una área concreta de especialización. Este tipo de personas, suele generar ideas innovadoras de dos maneras:

  1. importando una idea de otra disciplina a su área de especialización.

  2. exportando una idea de su área de especialización a una de las múltiples disciplinas de las que posee un conocimiento más superficial.

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No debe olvidarse que cuanto más conocimiento, experiencia o ideas de las disciplinas más variadas se añada a un equipo, mayor será la diversidad de ideas que ese equipo podrá generar. Dicho de otro modo, la diversidad de conocimiento del equipo es directamente proporcional a la diversidad de ideas que este podrá generar.

El objetivo es que esas ideas se terminen convirtiendo en soluciones innovadoras, ya sea en forma de productos, servicios, procesos o cualquier otra tipología de innovación. Para ello es vital que esas soluciones aporten valor. Lo que equivale a que sean deseables para el público objetivo, que sean factibles técnicamente y que sean rentables para la empresa.

Por este motivo es también importante incluir a personas que sean especialistas en estos tres campos:

  • Factores humanos: se trata de personas que tienen conocimiento en alguna ciencia del comportamiento, como antropología o psicología cognitiva. Esas personas aportan luz sobre la deseabilidad de un nuevo producto (o servicio) desde la perspectiva del usuario.

  • Factores técnicos: se trata de personas que aportan conocimiento sobre múltiples tecnologías que el equipo puede utilizar en el diseño de un nuevo producto o servicio. Son personas que suelen provenir de entornos de ciencia o ingeniería.

  • Factores empresariales: se trata de personas que deben aportar los conocimientos necesarios para determinar si el nuevo producto (o servicio), tendrá viabilidad en el mercado, y si será rentable. Estas personas suelen tener formación empresarial y por lo general cuentan con un MBA y profundos conocimientos en áreas tan dispares como operaciones, marketing o finanzas.

Los procesos de innovación y los principios que conforman la cultura de una organización son vitales. Sin embargo, cuando se pretende lograr un flujo constante de innovaciones, nada es más importante que las personas. Por ello hay que invertir en ellas, en su desarrollo, y en crear las condiciones para que puedan desplegar todo su potencial.

Xavier Camps

Blog de Innovación | The Jazz Musician

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