Seguir mejorando para afrontar el futuro.

Recuerdo la primera vez que hice un proyecto de consultoría, se trataba de un análisis en una acería: hornos de fundición, colada continua y laminación eran los tres procesos que encadenados acababan produciendo unas enormes bobinas de alambrón (alambre a lo burro). Yo estaba aterrorizado, prácticamente era la primera vez que pisaba una fábrica y al cabo de 3 semanas tenía que estar dándole recomendaciones al director general sobre cómo organizar todo aquello. Los únicos recursos de los que disponía en aquel momento eran: un jefe experimentado a 700Km que sabía algo más sobre plantas productivos que yo, pero más o menos lo mismo sobre el sector acero, y mi sentido común. Realmente parecía ser un desafío especial.

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Todos los directivos y empresarios tienden a pensar que sus negocios son especiales, que son especialmente complejos y que si no los has vivido antes no vas a poder aportarles nada, en perfecta correlación con lo que yo sentía cuando me metieron en el embolado de la acería. Hay sectores especialmente endogámicos, en los que se piensa que sólo si conoces el sector puedes aportar algo y en los que los directivos se mueven de empresa en empresa sin salir del mismo entorno en una especie de carrusel. También hay otros algo más abiertos. Normalmente los sectores cerrados se abren a leches, cuando alguien es capaz de “think out of the box” en el sector correspondiente. Es fácil poner dos ejemplos recientes de éxito: Mercadona e Inditex, dos compañías que han roto con los modelos imperantes en sus sectores inspirándose, por ejemplo, en el modelo de colaboración entre los fabricantes de automóviles y sus proveedores. Si alguna empresa merece el calificativo de líder son estas dos, definieron un nuevo futuro sin estar pendientes de sus competidores, simplemente pensando diferente.

Lo que diferencia a una empresa líder de las demás es la capacidad para definir un futuro distinto, independientemente de lo que los demás piensen e independientemente de las inercias sectoriales. La imagen que yo me hago es la de Miguel Indurain pedaleando a su ritmo, despiadadamente, sin mirar a los lados y consciente de que sus rivales se van a ir descolgando del grupo. Paradójicamente, el número de managers que definen sus objetivos en base a benchmarks sectoriales es enorme, lo que equivale en muchos casos a conformarse con las referencias que los demás proporcionan. Cuando vas a ver estas empresas con el objetivo de plantearles proyectos de cambio, dos delas principales barreras a superar, entre otras mil, son frecuentemente:

  • ¿Has trabajado en mi sector? Afortunadamente ya me quedan pocos que no.

  • Nosotros ya lo hacemos todo bien. Afortunadamente acostumbra a no ser verdad.

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Ambas denotan el deseo de no cambiar, o como mínimo no cambiar más allá de lo que su propio sector impone. Mientras les vaya razonablemente bien, dada la presión competitiva del momento, el interés en abandonar el “statu quo” en el que se siente cómoda la organización es nulo.

Acabo de coger 5 empresas al azar y en todas ellas la búsqueda en google “Nombre de la empresa + empresa + líder" daba como uno de los 5 primeros resultados la web corporativa de la empresa. ¿Significativo, no? Y paradójico que los comportamientos percibidos en la mayor parte de las organizaciones tengan poco que ver con la actitud de un líder, que escucha a todo el que puede buscando una pista sobre cómo cambiar el futuro.

Es por ello que he aprendido a abordar con relativa calma y frialdad cualquier desafío que una empresa me plantee. Al igual que me pasó con el desafío que acepté cuando tuve que analizar lo que pasaba en aquella infernal acería, mi equipo y yo nos hemos enfrentado a multitud de nuevos problemas en sectores desconocidos ayudando a directivos que se pensaban que ya habían tocado techo. Y seguiremos haciéndolo, porque cualquier sector es lo suficientemente pequeño para no haberse tenido que enfrentar a todos los retos posibles y porque las cosas parecen seguir una tendencia inexorable hacia la complejidad creciente y competencia intensificada que acaba dejando a cualquier competidor fuera del mercado si no da por hecho que siempre se puede mejorar.

Fernando Gastón

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