La innovación a lo largo del desarrollo de la empresa, desde su nacimiento hasta su fin.

Desde el nacimiento de una empresa, la innovación adopta diferentes formas, está en continuo riesgo de desaparecer y resulta casi milagroso que logre mantenerse a lo largo de toda su vida.

Muchos proyectos empresariales surgen de una mayor o menor innovación que viene a transformar un pequeña o una gran parte de la sociedad. Desde la apertura de un supermercado que puede transformar la vida de un barrio o un pueblo y constituir una pequeña innovación a escala local, hasta el descubrimiento de un nuevo medicamento que puede transformar la vida de toda la humanidad.

El innovador emprendedor, dotado de unas buenas dosis de locura, logra convertir su creación en una realidad empresarial. Los comienzos son siempre difíciles y el propio proyecto nos obligará a tomar decisiones como incorporar compañeros de viaje que se ocupen de cosas que el emprendedor no domina, como la contabilidad (la odio) o las ventas (en mi caso es divertido). Esas serán seguramente tus prioridades, rodearte de personas que te complementen para componer el equipo que haga el proyecto viable. SI no lo haces así, tu idea corre el riesgo de morir. Muchos grandes proyectos son fruto claro de dos personas complementarias: “Wozniack&Jobs”, “Hewlett&Packard” y en España, “Soler&Palau”, como ejemplos.

Innovación en la empresa

Tú, emprendedor creativo, seguramente seguirás siendo el único visionario en tu organización, pero pronto descubrirás cómo la gestión del negocio no te deja tiempo para tu superpoder favorito: dejar volar tu imaginación. Y si no lo haces tú, ¿quién lo hace? Debes gestionar la evolución de tu organización para alcanzar el punto en que vuelvas a disponer de tiempo para tu próxima generación de novedades, si no, estás muerto. Si eres cuello de botella, puedes aliviar la presión sobre ti yseguir las ideas de lo que llaman “Open innovation”. Quizás no te puedas permitir tener un departamento de I+D“deluxe” pero si puedas alcanzar acuerdos de transferencia tecnológica con centros de investigación que hagan que tu empresa siga preparándose para ser competitiva en el futuro. En Improva, a pesar de nuestra limitada dimensión, hemos alcanzado acuerdos de transferencia tecnológica con universidades, colaboramos con centros de investigación en la generación y test de ideas e incluso ahora estamos desarrollando un acuerdo con una prestigiosa universidad suiza.

Hace 8 años, trabajaba en la mejora de la actividad de I+D en una multinacional del sector del material eléctrico. Era un caso tipo “Wozniack&Jobs”. El creativo tecnólogo se había juntado con el líder organizador nato y habían creado una empresa de éxito. 50 años después de su creación, el que era entonces director de I+D me explicaba desesperado cómo el que había sido el alma mater tecnológico de la compañía no hacía más que quitarle equipo, parando proyectos, para poner a prueba las ideas que había tenido el fin de semana. Le resultaba imposible tirar adelante los proyectos y a pesar de tener buenas ideas no era capaz de ejecutarlas correctamente y a tiempo.

Otro ejemplo es el de una compañía farmacéutica que ve cómo en algunas de sus divisiones surgen tímidamente ideas innovadoras, fruto de la actividad de individuos con el mismo espíritu creativo que dio origen a la gran compañía, y en otras no. Se dan cuenta de que seguramente están desaprovechando buena parte del talento del que disponen, además de que posiblemente estén invirtiendo los esfuerzos creativos en aquello que no necesariamente es lo más esencial dada la visión de futuro de la empresa.

Estos dos últimos ejemplos ilustran algunos de los riesgos en los que incurre la gran empresa. En resumen, corren el riesgo de matar la innovación.

Tanto desde el punto de vista del “Front end of innovation”, como desde el punto de vista del “Back end of innovation”, la generación y la ejecución de ideas debe ser impecable. Todavía recuerdo la última frase que recibí de un jefe, cuando trabajaba por cuenta ajena: “Calla haz lo que se te dice y deja ya de discutir”. Aguanté una semana más.

Fernando Gastón

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