Esta ha sido, parafraseando a la reina de Inglaterra, una "setimana horribilis", creo que es imposible que otra salga peor: impagados, proyectos en expectativa paralizados, personas que te decepcionan,... Necesitaba reflexionar y como eso lo hago mejor cuando ando, aproveché una visita comercial a Berga(prepirineo) para irme a pasear tranquilamente por la montaña.
Como dice mi amigo Gabriel Ginebra en su libro "Gestión de incompetentes" un hombre andando por la montaña no es la imagen que tenemos de un ejecutivo, una persona pensando tampoco. Las imágenes mentales de lo que es un directivo de empresa frecuentemente tiene que ver con gráficos, powerpoint, salas de reuniones llenas de gente con corbata, acción productividad, agendas saturadas,... Hace unos años sentía remordimientos cuando hacía alguna de estas escapadas, pero ahora lo considero la forma más eficiente de afrontar determinados problemas o tomar ciertas decisiones, que me resultan imposibles de tomar si no estoy lejos de la oficina y me siento realmente libre.
Aunque la temporada de setas ya está llegando a su fin cogí el cesto, por si acaso. En esta época asoman su cabeza por encima de la la hierba de los prados los fredolics(tricholoma terreum), así llamados por su afinidad al frío que llega en noviembre; por cierto, resultan excelentes en fritada con cebollita. A las 13:00 echo a andar montaña arriba alejándome del coche, cojo un precioso sendero rodeado de musgo, mientras mis piernas se dejan llevar por impulsos y mi cabeza no para de darle vueltas a la situación: las alianzas, la tesorería, el equipo, las expectativas comerciales, los amigos(algunos del equipo), la familia, el mercado, la crisis, nuestra actividad comercial, nuevas oportunidades de negocio,... y vuelta a empezar en un círculo sin fin que no sé por donde cortar. Así transcurren las horas hasta alcanzar una altura considerable sin rastro de setas; bueno sí, setas desconocidas, mayormente podridas por culpa del viento que lo ha dejado todo seco, unas cuantas.
Me siento en un prado en un collado desde donde tengo unas fantásticas vistas hacia el Bages y hacia el Bergadà, me parece el sitio perfecto para descansar y hacer unas llamadas. Comparto reflexiones con gente del equipo, con amigos, con la familia, muevo algún contacto comercial pendiente(qué poco se imaginan dónde estoy) y me quedo unos minutos en silencio disfrutando del entorno.
No parezco encontrar grandes claves para resolver la situación, se echa la noche encima, hace frío y empiezo a bajar hacia el coche, mimbres vacíos en mano. A doscientos metros del coche encuentro un grupo de setas, una docena de apetitosas negrillas (fredolics), dudo si cogerlas pues no sé ni si darán para un revoltillo con huevo. Encontrarlas 4 horas después, justo al lado del coche, me hace pensar en cuánto nos alejamos de nuestro camino para encontrar lo que buscamos cuando en realidad siempre hemos tenido cerca. Media vuelta y enfilo por el eje del Llobregat camino a casa hablando con un amigo, no parece animado pero ahora me siento capaz de animarle. Será mejor dejar las ideas reposar durante el fin de semana.
Llego a casa y mi hija Andrea sale corriendo a abrazarme. Estiro el abrazo los preceptivos seis segundos y no se separa, funciona, me siento mejor. Inmediatamente aparece por la puerta Mar bamboleándose, detrás le sigue Vicky ¿Quién me quiere a miiiiii? y Mar se echa en mis abrazos incapaz de aguantar el equilibrio por más tiempo. Me empiezo a sentir mejor, me apetece estar el fin de semana con mi familia, es lo que necesito. Una vez más se me reafirma el plateamiento de este post, lo que necesitas lo tiemes a pocos metros de tí, y es que tanto nos hablan de innovación, creatividad estrategia,... que tendemos a pensar en que las cosas son más complicadas de lo que son, que tenemos que hacer la vertical pino con una mano al borde de un abismo para conseguir nuestros objetivos, cuando en ocasiones simplemente hay que mirar lo que tenemos y hacer lo más sencillo, lo que siempre hemos hecho, de la mejor manera posible.
La empresa que he estado visitando hoy ha tenido graves problemas financieros recientemente, la causa: en cierta manera la innovación y la globalización(más un cierto desenfoque estratégico, claro). Al decidirse a hacer productos a medida de sus clientes y proporcionar con su producto customización, se metieron en grandes e innovadores proyectos en China que requerían de fuerte financiación. Al llegar la crisis los bancos les retiraron el crédito y se quedaron con una mano delante, otra detrás y varios proyectos colgados(explícale a un Chino que te financie). Ahora piensan en levantar el negocio, haciendo lo que ya hacían antes, deberán buscar mejor momento para los grandes proyectos, de gran valor añadido pero financieramente arriesgados.
Quizás yo también tenga que hacer cosas sencillas, de las de toda la vida, y me esté complicando la vida en exceso.
AUTOR: Fernando Gastón Guirao
A pesar de la imagen que tenemos del golf, con el jugador retorciéndose sobre sí mismo y mirando a 300 metros de distancia para ver caer la bola, los largos golpes con el driver (palo que da los golpes más largos) no son lo más importante del golf. Todo el mundo recuerda los geniales golpes de Ballesteros, con su conocido juego irregular desde el tee (punto de salida del hoyo donde se se acostumbra a utilizar el driver), frecuentemente acababa en medio del bosque, teniendo que dar un golpe genial(siempre genial) entre las ramas de los pinos con un hierro(palo para golpes intermedios) , pero tampoco esos golpes son lo más importante del golf. Parafraseando el anuncio de desodorante, “en el golf te la juegas en las distancias cortas”.
La esencia de los campeones se deja ver alrededor del green, cuando ya estamos junto al hoyo donde debemos embocar. Allí utilizamos el put un palo tecnológicamente sencillo y cuyo manejo no requiere de una técnica muy sofisticada. Alrededor del green es donde se requieren las mayores dosis de estabilidad mental; hay que tener en cuenta que en una vuelta perfecta, 18 hoyos jugados al par del campo, el 50% de los golpes los darás, teóricamente, en el green y con el put. La importancia de este golpe queda numéricamente clara.
En esta época de crisis todo el mundo comparte la opinión de que crisis significa oportunidad y que hay que asumir riesgos. Cambiar significa asumir riesgos, todo el mundo reconoce en las conversaciones de cafetera, sin embargo en el momento de la verdad los directivos tienden a atarse a sus viejos paradigmas. Todo el mundo intuye que es lo que se debería hacer, pero pocos lo hacen. En esta época de inseguridad nos abrazamos con fuerza a nuestras viejas ideas, aunque intuímos que no son correctas, en un un vano intento de sentirnos un poco más seguros frente a la incertidumbre. Pero son viejas ideas que no flotan, que se hunden con el sistema, es como tratar de flotar en el mar agarrándose a un trozo de chapa metálica plana.
Lo que se pierde con el tiempo son las ganas de aprender, mejor dicho, la pasión por el aprendizaje. Siempre había pensado que esto era así, pero la siguiente 
Desde el punto de vista del funcionamiento del cerebro, al reproducir nuestros propios paradigmas una vez detrás de otra, lo que estamos haciendo es reforzar circuitos ya establecidos, dejando inactivos otros. A medida que vamos madurando, el cuerpo, que ya empieza a estar justo de energía, empieza a eliminar lo innecesario, exactamente igual que en el proceso de muerte celular de los bebes que explicábamos al principio. Las neuronas no utilizadas serán las primeras en desaparecer, limitando nuestra capacidad de aprendizaje de nuevos conocimientos. Digamos que las neuronas que hemos decidido no utilizar están cubiertas de telarañas esperando su desaparición.
¿Y eso sirve de algo? Yo creo que de absolutamente nada, son los aspectos folklóricos de la comunicación. La verdadera escucha no es un acto sensorial, es un acto cognitivo. No se trata de callar cuando el otro habla, se trata de “HACER ALGO” con lo que el otro dice y eso es realmente difícil de reforzar en un curso de formación en aula, aunque se puede hacer. ¿Alguien está dispuesto a pagarlo? ¡Es más caro! Mejor ir a lo divertido y aparente.
Pero para rematar este artículo es importante deciros que: ESTE POST NO SIRVE PARA CASI NADA. Las personas que no escuchan tienen unas muy buenas defensas psicológicas y habran logrado no verse reflejados aquí. Las personas que no escuchan tienden a refrendar sus puntos de vista en todo lo que oyen, buscando una falsa sensación de seguridad a base de reforzar sus paradigmas. Si lo que escuchan no encaja con sus ideas lo rechazan y llegan a calificar al emisor de imbécil, si encaja les sirve para reforzar sus posiciones. Se sienten seguros haciendo lo de toda la vida y se resisten a los cambios. Los niños mayormente no son así, los adultos mayormente sí, sobre todo después de terminar el MBA o cuando han sido ascendidos a una posición de responsabilidad. Hay que anclarse en lo que somos para no perder lo que tenemos, piensan (paradójicamente no saben que lo piensan). Tienden a ser extremadamente taxativos en su afirmaciones, lo que es una estrategia inteligente, minimizan el riesgo de que los demás contesten o repliquen y se evitan tener que escuchar, evitando exponerse al riesgo de tener que cambiar su forma de pensar.
tumbar sus propias ideas ante lo que los otros dicen. Son esponjas que no paran de aprender. Les encantan las novedades y las ideas diferentes de los demás porqué les pueden ayudar a cambiar sus propias ideas. Pero si no son rápidos(es más rápido trabajar en base a ideas preconcebidas, frases hechas, muletillas, dichos populares,...) reciben más palos que una estera.