Hace un rato leía en redes sociales a un numeroso colectivo poniendo a parir a una política. El argumento básico es: “Esta mujer no ha trabajado nunca”. Es un argumento frecuente, se utiliza como un “ad hominem“ genérico para atacar a cualquier político que no es de nuestra cuerda. No pretende defenderla a ella ni a su ideología, no porque no la comparta, sino porque no tengo necesidad de entrar en ello, pues esto sería de aplicación a cualquiera que haya hecho carrera política en partidos de cualquier signo. Lo que si pretendo atacar es un par de premisas básicas que circulan por las redes de la mano de supuestos adalides de la intelectualidad:
Que la medida de tu competencia para un puesto de gestión la marcan tus estudios y el nivel que ocupas en la jerarquía
Que trabajar en una organización política no es un trabajo.

