Hace unos meses asistí a la entrega de unos premios nacionales a la excelencia. Previo a la publicación del vencedor, altos cargos de las tres compañías finalistas hicieron sus alegatos finales. Dos de los tres finalistas, de manera sorprendente e impactante, se jactaron de haber conseguido sus éxitos sin necesidad de “tener ninguna lumbrera en el equipo”. Escapa a mi comprensión la necesidad de hacer gala de que sin ser muy listo conseguimos cosas, aunque más bien me inclino por pensar que tienen mucha más gente inteligente de la que se piensan y ni siquiera lo saben. Quizá ellos mismos ignoren que son personas con altas capacidades intelectuales.
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Hace unos días participé en el Workshop que EUROMA (European Operation Management Association) organizó en el IESE de Barcelona, al que asistí en representación de INEO (Initiative for Excellence in Operations) del IESE. Tanto el workshop de EUROMA como INEO comparten una misión "Potenciar el desarrollo de proyectos de investigación en que colaboren las empresas y el mundo académico", en ambos casos en el ámbito de la gestión de las operaciones. Para que os hagáis a la idea sobre el tipo de investigaciones que se pueden desarrollar, pondré algunos ejemplos de preguntas que se pueden contestar:
- ¿Cuál es el rol de los mandos intermedios en la excelencia operativa o en su ausencia?
- ¿Se puede desarrollar un modelo socio-matemático que ayuda a ser más eficiente a la hora de determinar dónde ubicar una instalación fabril o un almacén desde el punto de vista de la cadena de suministro?
- ¿Se pueden entender mejor las causas por las que existen tantas dificultades para implantar el Lean en España?
- ¿Qué aspectos críticos subyacen al éxito operativo de Zara?
En este tema de colaboración empresa-universidad siempre hay el mismo problema. Por un lado las universidades no están acostumbradas a trabajar con las empresas, les incomoda la presión a corto plazo y tienden a hacer investigación muy académica más que investigación aplicada, lo que les permite ir a su aire (lo que realmente les gusta), contribuyendo a engrandecer el abismo entre ambas instituciones; por otro lado, las empresas tienen un día a día tan intenso que no les da para pensar que haya nadie allí fuera que les pueda ayudar, y mucho menos, los académicos universitarios, a los que perciben como poco prácticos y nada pegados al terreno.
Aún así puntualmente Universidad y empresa colaboran en temas de gestión, no con la misma frecuencia que lo puedan hacer en temas tecnológicos "hard", pero también lo hacen. He puesto entre comillas "hard", porque en realidad tanto si hablamos de gestión como si hablamos de producto, estamos hablando de tecnología, entendiendo la tecnología como conocimiento, en unos casos aplicado a producto, lo que lo hace muy tangible y en los otros casos a procesos de negocio, lo que los hace más intangibles aunque no menos tecnológicos.
El congreso de EUROMA me sirvió para terminar de diagnosticar un problema que nadie parecía tener identificado como tal, pero que yo hacía años que intuía. Muchas de las investigaciones que se desarrollan entre empresa y universidad son lo que yo calificaría como "One shot research". Durante mi carrera profesional había ido encontrado algunos ejemplos, pero en este congreso me vi inundado por ellos. Pondré un ejemplo:
Quizás sí que, poco a poco, muy poco a poco, a través de sus clases, su segunda gran área de actividad, el académico investigador logre hacer llegar parte de sus resultados a la sociedad. Las publicaciones normalmente no sirven de mucho, esos densos "papers" académicos son absolutamente indigeribles para el común de los mortales, casi tanto como los post de improsofía.
Aprovecho para destacar la iniciativa del IESE "IESE INSIGHT" que precisamente lo que busca es acercar las investigaciones académicas al gran público, adaptando lenguaje y contenidos para que todos podamos sacar el máximo provecho del trabajo investigador del profesorado.
¿Y cómo podemos hacer que todo ese conocimiento fluya? TENGO UNA IDEA
¿Quién está interesado en hacer fluir dicho conocimiento? ¡YO, MI EMPRESA! :)
Las empresas de consultoría deberían ser por definición las responsables de la comercialización del conocimiento. Una buena consultora debería ser una organización capaz de inyectar conocimiento en sus clientes, ya sea a través de la formación, de la implantación de tecnología (conocimiento enlatado) o la implantación de nuevos procesos y formas de hacer. Y ese conocimiento lo tiene metido en las cabezas de sus equipos, lo inyecta en sus equipos a través de la formación y es capaz de generarlo a través de un trabajo de investigación y de identificación de nuevas prácticas.
Una consultora excelente es aquella que es capaz de nuevas formas de aportar valor a sus clientes que sus competidores ni imaginan y la mejor forma es colaborar con los generadores de conocimiento, las universidades, para crear nuevos servicios y evitar que el conocimiento generado solo sea beneficioso para unos pocos.
En España tenemos varías de las mejores y más prestigiosas escuelas de negocio del mundo, ¿No deberíamos dejar de importar modas americanas de management de una vez?
Esa es mi guerra.
Socio Director
Acabo de leer un excelente post de mi amigo Agustí Brañas con el título "Alea Jacta Est" Es un post sencillo, directo, intimista y que refleja muy bien el CORAJE de Agustí, al que aprovecho para agradecer su apoyo durante estas últimas semanas.
Al leerlo no he podido evitar recordar una conversación que mantuve hace unos días con mi compañero de aventuras Carles. Nos preguntábamos si seríamos capaces de volver hacia atrás en el camino emprendido al lanzar nuestra aventura IMPROVA. Estamos dedicando nuestra energías e ilusiones, tenemos problemas contra los que luchamos unidos. Tomamos todas nuestras decisiones pensando en un proyecto.
Dejamos de lado el cortoplacismo, manteniendo juntos una coherencia de criterios en todas nuestras decisiones, cada vez es más tangible la manera en que compartimos valores.
No es fácil la lucha que mantenemos, la situación económica es dura para todos, pero el tener un compañero de viaje lo hace más llevadero. Luchamos con ilusión porque es un proyecto personal que nos hace vibrar.
Los dos lo teníamos claro, esa sensación de brillo en lo que hacemos, que nos ilumina con las alegrías y nos deja abatidos en los baches, es inalcanzable fuera de un proyecto propio. Me resultaría imposible renunciar a tener esa vívida visión de proyecto y tolerar la toma de decisiones de un jefe con criterios personales o desalineados con los criterios que una persona que ostentase la propiedad de la compañía, aplicaría.
Creo amigo Agustí, que has iniciado un delicioso camino sin retorno y eso no es malo, ¿para que quieres un retorno en un camino así? Cuenta con mi apoyo para cualquiera de las 100 veces que puedas caer y te tengas que levantar, porque de eso va ser empresario.
AUTOR: Fernando Gastón Guirao
La semana pasada me dediqué integramente a la actividad comercial, llamada tras llamada, recibía respuestas de lo más variopinto para sacárseme de encima, pero la respuesta que con creces acumulaba más palitos al lado, decía algo así como: “nosotros las operaciones las tenemos muy bien organizadas”.
Parece difícil discernir si se me quitaban de encima o realmente pensaban que todo lo tenían razonablemente bien organizado. Muchas de ellas eran grandes empresas con cientos/miles de empleados, de las que me consta que en este país tienen, mayormente, un margen a la mejora, ”ENORME”. Al cabo de unas 20 llamadas no pude dejar de acumular un cierto sentimiento de frustración e ira.
La principal razón por la que me dedico a la consultoría es la misma por la que me dedico al blog, me gusta ayudar. Me gusta el sincero agradecimiento de muchos de los clientes a los que he ayudado y me genera frustración ver como está el país y ver como muchas empresas deniegan la ayuda, que a poco que te hayas movido por el panorama empresarial español, sabes que se necesita a raudales. Imagino que la crisis ayuda a que los consultores recibamos un no detrás de otro, pero muchas de las actitudes que identifico ya las había vivido antes, no son nuevas.
Podríamos pensar que quizás esté dirigiendo mis esfuerzos hacia clientes que son realmente efectivos en el desarrollo de su actividad, y no necesitan soporte adicional, pero basta andar por la calle un rato, ver como se organiza el personal de una obra, ver como te atienden en una agencia de viajes, ver a los servicios públicos realizar su trabajo, realizar una gestión en la administración pública, … para llegar a la conclusión de que necesitamos de cambios urgentes y que la crisis necesariamente ha de tener algo de estructural.

Pero lo que realmente me lleva la conclusión de que son “no’s” cuya base es la autocomplacencia, es uno de los pocos “sí” que he recibido últimamente. Una empresa en crisis, con una caída de las ventas del 40%, en pleno expediente de regulación. Una empresa que si la pusiera en una lista con otras 100 de tamaño similar, los directivos “no” seguro que eligirían como la “a priori” más eficiente de todas ellas(y es así). Una empresa en un sector puntero, una empresa que es un referente tecnológico, una empresa que es un referente en gestión. Si esa empresa es capaz de dar el “sí”, las demás no dudo que sufren de autocomplacencia.
Recomiendo la lectura del artículo titulado “Sólo los paranoicos sobreviven” publicado en “Pensando en Kaizen”, que ilustra la mentalidad de Toyota frente a la complacencia.
¿Y cual es la fuente de este conformismo? ¿Por qué no se es consciente de cómo funciona la organización? En el fondo, como siempre, hay una mezcla de dos cosas. Por un lado falta formación, se es poco consciente del esfuerzo que requiere realizar un verdadero cambio cultural, que lleve a una organización a convertirse en una verdadera asesina de problemas. Es verdaderamente poco comercial, al menos en este país, decirle a un cliente que si quiere un verdadero cambio cultural para parecerse a Toyota, va a necesitar de entre 6 y 10 años de duro trabajo, de mantener la tensión en toda la organización para que se generen un cierto tipo de actitudes. Pasa una empresa de consultoría, nos propone obrar el milagro en 6 meses, nos lo creemos y nos quedamos tranquilos durante 5 años más.
Y volvemos al tema de la falta de humildad, ¿Quién va a estar dispuesto a admitir que la culpa de las actitudes en la organización son suyas? ¿Quién va a admitir que las actitudes que se identifican en planta 5 niveles más abajo, no son más que el reflejo de lo que sucede en el comité de dirección? Sobre el papel todo el mundo, en la realidad pocos. Da pereza admitirlo, porque el primero que ha de estar dispuesto a cambiar y mantener esa tensión durante todo esos 10 años, es el potencial cliente que tienes delante.
He hecho la búsqueda “autocomplacencia” en google, te salen artículos sobre la caída del imperio romano, sobre la caída del imperio musulman, sobre la caída del imperio británico, … caída tras caída. Supongo que falta un poco de historia y de perspectiva histórica para hablar de caida de imperios empresariales, pero no dudo que la condescendencia con uno mismo seguirá estando entre las causas a futuro.
AUTOR: Fernando Gastón Guirao.
Después de tres horas de persecución logró cazar la perdiz. No había sido una tarea fácil, pero Marcos era de esas personas que cuando se plantea un objetivo no para hasta conseguirlo. Curiosamente, no era un empleado de una granja de perdices, era un técnico de mantenimiento de una gran empresa gasística y se encontraba en plena jornada laboral inspeccionando unas instalaciones.
Un caso similar lo vivió un compañero mío en el turno de noche de una acería. Eran ya las dos de la madrugada, de una noche fría en el norte de españa y el cuerpo pedía una alegría. Los operarios de mantenimiento debieron pensar que era una buena idea hacer una hoguera, asar unas castañas y tomarse unos vasos de vino, para hacer la jornada más soportable. Todo ello, evidentemente, fuera de las normas de la empresa.
Personas durmiendo durante la jornada laboral. Un inspector que se alumbra con un mechero para realizar sus pruebas sobre fugas de gas. Dos operarios de mantenimiento eléctrico requieren de una jornada completa para cambiar un fluorescente. Un jefe de turno de fabricación borracho. Un carretillero haciendo trompos por los pasillos. Un dependiente que insulta al cliente. Un vendedor que no hace ninguna visita en todo el día.
Los casos anteriores no son extraídos de una película de Alfredo Landa de los años setenta, si no que se trata de casos reales vividos por mí o por compañeros míos en el transcurso de estudios de acompañamiento, en clientes que nos habían encargado un análisis, en áreas en las que pensaban que había potencial de mejora.
Todos los casos anteriores tenían características comunes:
· Se trataba de grandes empresas en grandes grupos empresariales.
· Los empleados no tenían el más mínimo sentimiento de culpa a pesar de estar siendo observados por un consultor.
· Si lo podían hacer era por dos razones fundamentales:
o Nadie se había preocupado de proporcionarles una carga de trabajo que cumplir durante la jornada.
o Al día siguiente nadie les iba a pedir cuentas de ello.
· Los directivos de estas compañías, a pesar de operar con potentes sistemas de información, no tenían ni idea de lo que tenían entre manos.
· El día que lo explicamos a dirección quisieron despedir a media plantilla por lo sucedido.
· Logramos parar la iniciativa, bajo dos argumentos:
o Su gestión es la responsable de que esto suceda.
o Si quiere que le ayudemos a resolver esto y despide a alguien por nuestra causa, después nos va acostar el doble darle la vuelta a la situación.
Las causas de fondo tienen también varios aspectos en común:
· Directivos excesivamente alejados de la realidad de la planta (ningún directivo es consciente de ello).
· Mandos intermedios poco capacitados, con deficiencias formativas en gestión y habilidades directivas.
· Falta de información de gestión a los niveles más bajos, a pesar de los sofisticados cuadros de mandos que proporcionaban los sofisticados ERP y herramientas de Business Intelligence.
· Desde abajo se alimentan las bases de datos con información poco fiable y se infrautilizan los sistemas disponibles. Dando mayor opacidad sobre la actividad.
Las empresas de consultoría de sistemas han vendido las TIC como la panacea, pero ahora más que nunca hace falta trabajar con las personas para desarrollar sus capacidades y sacar el máximo rendimiento de las tecnologías disponibles.
Si Marcos tuviese un objetivo en la jornada, que su responsable directo le hubiese programado, y de la cual hubiese tenido que rendir cuentas, toda su capacidad de perseguir un objetivo y conseguirlo, habría servido para que su empresa hubiese tenido las instalaciones de distribución de gas mejor mantenidas de todo el país.
AUTOR: Fernando Gastón Guirao
NOTA: La expresión “Marear la Perdiz” viene de la técnica de caza que aplicó Marcos. Cuando la perdiz se cansa de que la persigan, mareada de dar vueltas huyendo, se queda quieta y la puedes coger con la mano.

