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Mi última conversación con Josep

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Mi última conversación con Josep

Fue mi última conversación con Josep. Llegamos los dos al acceso al AVE, en Atocha, 15 segundos antes del cierre del embarque. A los que me conocen no les sorprenderá que yo llegue en el último momento a embarcar, y si mirabas a Josep tampoco debía sorprenderte demasiado. Su pelo más largo de lo que esperaría de alguien de su edad, siempre alborotado, y sus gafas a medio camino entre los ojos y la punta de la nariz, apuntaban que tenías delante a un genio despistado, el típico que llegaba al AVE in-extremis. ¡Menuda pareja!

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Adiós títulos, hola criterio

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Adiós títulos, hola criterio

Hace no tantos años era común, para titulado de alto nivel, entregar un currículum en una empresa sabiendo con bastante certeza que te iban a llamar. Hoy eso ya no ocurre. Lo que algunos llaman sobretitulación está a la orden del día, y lo cierto es que cuando todo el mundo es especial ya nadie lo es. Los estudios universitarios y los niveles altos en idiomas ya no te colocan al principio de la cola, sino en la media.

Algo similar ocurre en el mundo de la consultoría. Hace unos años dábamos apoyo a empresas cuyos trabajadores tenían niveles diferentes de formación, mientras que hoy en día nos topamos con todo tipo de postgrados en casi cualquier nivel de las empresas. Entonces, ¿cómo podemos destacar?

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El jodido trabajo en equipo

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El jodido trabajo en equipo

Este fin de semana he vuelto a sufrir un puñetero drama que vengo sufriendo en la última década: “los jodidos trabajos en equipo” del colegio de mis hijos.

En general se sufren siempre las mismas cosas:

  • A tortas porque no logran ponerse de acuerdo en cómo abordar el trabajo.
  • No hay forma de ponerse de acuerdo en cuándo quedar para hacer el trabajo
  • Siempre hay uno o dos escaqueados que no dan brote.
  • Acaban teniendo que quedar el fin de semana de antes alterando todos los planes familiares.
  • Acaba trabajando siempre el mismo, el que quiere hacer algo que merece la pena.

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la mala e-duc@ción

Fruto de nuestra actividad social hemos adoptado todos unos ciertos hábitos que hacen más agradable la convivencia. Algunos son vitales, otros son formalismos anacrónicos y otros nadie saben porque están ahí, pero hacen bonito, por ejemplo:

Vital: no eructar en una comida de negocios, por ejemplo.

Anacrónico: la comida la paga el caballero a la señora.

Inútil: no inclinar el plato para poder apurar la sopa que te queda. ¡¡¡Te dejas lo mejor!!!

Muchas tienen un cierto sentido práctico (no mancharte con la sopa, por ejemplo) y en general, también son hábitos en los que nos educaron nuestros padres con mayor o menor éxito.

Desafortunadamente ese impacto paterno se diluye conforme el tiempo pasa pues mucha gente es incapaz de extrapolarlos al mundo de los negocios, donde nuestros padres tienen ya poco control. Este es un primer paso en el efecto dilución de la educación; y un segundo efecto, más fuerte todavía, se produce en el mundo digital.

“Un mundo que nuestros padres no conocieron y para el que no nos pudieron preparar de ninguna manera”

Aplicar normas de urbanidad tanto en negocios como en el mundo digital es relativamente sencillo si aplicamos el dicho “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”, pero la falta de consideración hacia los demás y la asimetría que provoca la cultura moderna, materialista, en la que cada individuo se coloca en el centro de su universo, hacen que una norma tan sencilla resulte de infrecuente aplicación.

Algunas cosas que me han pasado últimamente:

 Un fabricante de automóviles, me confirma que nos da un proyecto para el que habíamos presentado propuesta. Reservo al equipo estrella para dentro de un par de semanas y contrato gente para un nuevo proyecto que también empezaba en ese momento. Hasta me dan de alta como proveedor. De repente, empiezo a recibir largas: dentro de una semana, de dos, de un mes. Al cabo de un tiempo descubro que hay otros ejecutando el proyecto. Y yo pagando nóminas…

“Seguro que su madre les dijo que mentir no era de buena educación, por no decir que no es ético, pero se les olvidó :(

Vivimos en el mundo de los negocios. En un momento dado en la historia de los negocios se cambió el trueque, donde los dos comerciantes estaban al mismo nivel, por la moneda; a partir de ahí, se fue hacia un progresivo enaltecimiento del poseedor de dinero y un progresivo desprecio hacia el proveedor. Los que desarrollamos acción comercial sabemos lo que es morderse la lengua ante un cliente al que llamas por teléfono y te contesta, “no me interesa, estoy muy ocupado, y cuelga sin mediar palabra”. Sin embargo, otros demuestran una educación esquisita. Hace poco un directivo de Saint Gobain me decía,

“es mi obligación recibirte, tengo que conocer que hay en el mercado y saber quien me puede ayudar”,

una auténtica muestra de humildad y apertura de miras, consciente de que en cualquier esquina podía encontrar a alguien que le enseñase algo. Nos recibió, no nos contrató nada, pero no me importó gastar un billete de avión por poder conversar con una persona que en todo momento me tuvo en consideración. Y es que yo también tengo mi corazoncito.

En el extremo opuesto está el caso de un directivo que me recibió y con el que estuvimos cerca de dos horas hablando, sobre su empresa, su problemática, sobre como se podría enfocar un proyecto, sobre nuestra forma de entender el cambio en las organizaciones,  … Un auténtico curso de formación gratuíto. Nos pidió que nos pudiésemos en contacto con él en un par de semanas, pues tenían comité de Dirección y hablarían del posible proyecto con nosotros. Salimos entusiasmados. Al cabo de dos semanas primera llamada: “está reunido”, se fueron sucediendo semana tras semana los: “está de viaje”, “no está, “en este momento no puede atenderle”, “acaba de salir de su despacho”… Le felicité las fiestas por escrito y en papel, le envié correos electrónicos,… Nunca más se supo, hasta que… Le envié un correo electrónico porque un amigo mío, head hunter, estaba buscando cubrir un puesto de dirección en una multinacional. Tardó una hora en llamar a la oficina y al final del día recibí un correo electrónico suyo. ¿Me conviene como cliente? ¿O será el típico  que al final de proyecto te retiene facturas para ver que más puede sacar de tí?

Lo de no contestar correos electrónicos es generalizado, es como si te volviesen la cara cuando te cruzas con un conocido por la calle. Yo, por ejemplo, tengo por norma aceptar contactos en linkedin, siempre que vea que la persona se ha tomado como mínimo la molestia de cambiar el mensaje estándar de invitación linkedin. Basta con que me diga que compartimos grupo o que le ha gustado mi blog, o que nos conocemos de no sé qué. Tengo cerca de 5000 invitaciones sin aceptar, todas ellas las considero spam y por eso no las he aceptado, es como si por la calle te encontrases a un desconocido del que no sabes nada y te dijese “eh!!! Tú!!! Te tomas un café conmigo?”, ¡¡¡Sales por patas!!!

En justa reciprocidad siempre que solicito contactar con alguien soy prolijo en explicaciones, aún así muchos son los que no contestan.:(

Pero si hay una cosa que disfruto del blog, es la gente educada, aquellos que me felicitan, que me dan las gracias por poder disfrutarlo. Hay mucha gente que pone comentarios que me ayudan a reflexionar, en general todos muy educados. Las salidas de tono las censuro, escribo en el blog porque disfruto con él y los que lo seguís, intuyo que también.

No quiero que nadie altere la paz en el submundo improsofia.

AUTOR: Fernando Gastón Guirao

P.D. ¿Tenéis buenos ejemplos de mala e-duc@ción? compartidlos aquí.

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¿Dónde están los superdotados en mi empresa?

Campana gaussSe considera como criterio para definir lo que es un superdotado, aquellas inteligencias que se encuentran por encima del percentil 98 en la campana de Gauss de distribución de inteligencias. Esto, según la escala, puede dar entre 133 y 142 de IQ. Ese percentil aplicado a nivel de nuestro país da del orden de ¡¡¡800.000 superdotados!!! Para hacer maravillas, ¿no? Ante tamaño cantidad de superdotación y tras uno larga jornada conviviendo con proveedores y clientes uno no puede evitar preguntarse ¿Dónde carajo se han metido todos?

Mi cuñado me contó una anécdota que vivió en un taxi en el aeropuerto; al subirse, se dio cuenta de que un listín telefónico colgaba del asiento del copiloto; todavía no existía la telefonía móvil, así que le extrañó. Al comentárselo al conductor, éste le dijo sonriendo: -Dígame un nombre- Mi cuñado abrió por un lugar indeterminado y soltó el primer nombre que encontró. El taxista respondió correctamente paginas amarillasel teléfono sin dudar un segundo, dejando a mi cuñado con la boca abierta. Siguió poniéndole a prueba a lo largo del recorrido y el hombre resultó ser prácticamente infalible. No hay duda de que una buena memoria es un buen atributo para un taxista pero, ¿Es esa la mejor manera de aprovechar para el beneficio del país tamaño recurso? A pesar de que un taxista tiene que tener una buena memoria (hoy con los GPS ya no tanto) ¿Es conducir un taxi la mejor profesión para aprovechar el talento de tamaño genio?  Al menos tiempo para pensar tiene y por ello opta a disfrutar del goce intelectual de toda su jornada laboral. Quizás hasta sea feliz todo el día al volante…

En el siguiente artículo se habla de la sorprendente suerte de varios superdotados. Parece que nuestro taxista mentalista no es un “rara avis” y que lo que a él le sucede es un caso generalizado. Algún tipo de fenómeno psicosocial parece que impide que el resto de mortales disfruten de los beneficios que esas grandes masas neuronales con patas nos podrían proporcionar ¿Qué es lo que hace que esto sea así?

Puedo hacer un pequeño inventario de las causas que intuyo:

1.- Que una persona sea superdotada no quiere decir que siempre tenga la razón. En sus relaciones con los demás, esa persona deberá ser capaz de admitir su equivocación cuando la cometa. En la medida de que sea consciente de su superioridad intelectual, tendrá tendencia  a pretender tener siempre la razón y defenderá sus ideas con enconada pasión, generando las correspondientes barreras frente a los otros. Desgraciadamente la humildad no es valor excesivamente frecuente.

2.- En la medida que su inteligencia es superior, tienden a trabajar con patrones mentales más sofisticados. La comunicación entre personas es más fluida cuando tenemos el mismo punto de vista sobre los mismos conceptos. Sin embargo, una mayor complejidad de patrones mentales implica que para ellos los significados de las palabras están llenos de matices, que dificultan una adecuada comunicación con las personas de su entorno. La comunicación puede permitir transmitir esos patrones a sus interlocutores igualando la capacidad de comprensión de determinadas ideas, pero ello requiere de tiempo y de la voluntad del interlocutor de enriquecer sus puntos de vista para comprender al superdotado.guernica1

3.- Patrones mentales complejos implica intuiciones fuertes (Como nos hace reflexionar Antonio Ortí en el magazine de La Vanguardia) si eres autónomo y puedes hacer lo que te de la gana, perfecto, harás grandes cosas; pero si tus intuiciones te guían en una determinada dirección, posiblemente las razones subyacentes sean de complejidad superior y requieran de mayor tiempo para explicitarlas, explicitación necesaria para convencer a los que te rodean de la bondad de tus planteamientos. La intuición sólo le sirve al que la tiene. Prepárate a preparar interminables powerpoints para defender tus razones. Eso es tiempo y al final uno se cansa de dedicar mucho más tiempo a convencer a los demás que a desarrollar sus ideas, es frustrante.

4.- Los estilos autoritarios de dirección, áltamente dominantes en las organizaciones, son especialmente perjudiciales para ellos. Es más difícil pecar de sumisión cuando se es plenamente consciente de las limitaciones intelectuales y de la pobreza de las ideas de la persona que pretende hacerte acatar sus órdenes. Desafiar a un superior autoritario es garantía de bloqueo de la carrera profesional.

5.- La realidad es enormemente compleja y existen multitud de riesgos y aspectos difícilmente evaluables en cada decisión de negocio que debes tomar. Una mayor inteligencia te hace tomar mayor conciencia de los riesgos que te envuelven, en la medida que realizas análisis más complejos de tu entorno. Pero esa mayor percepción de riesgos es fuente de bloqueos tanto a la hora de emprender nuevos proyectos, como de realizar evaluaciones en situaciones de incertidumbre. En ambas situaciones precisarás de dosis adicionales de arrojo.

Estudiante aburrido6.- El mundo de la docencia no está preparado para dar cobertura a este tipo de perfiles. El tedio de la acción formativa, muy por debajo de sus posibilidades, acaba eliminándoles todo estímulo a su interés en aprender. También están especialmente preparados para identificar lagunas en las capacidades del profesorado, que queda devaluado frente a sus ojos. Existe un sorprendente porcentaje de superdotados que a penas logran terminar la enseñanza secundaria y no es de extrañar.

7.- En la medida en que superado un desafío  desaparece el estímulo para continuar, tienen tendencia a dejar las cosas a medio finalizar para pasar a acometer tareas que les vuelvan a hacer utilizar todos sus recursos. Es como un atleta que está demasiado rato sentado, la tensión de sus músculos le obliga a ponerse de pie para aprovechar la energía acumulada en sus piernas y liberar las endorfinas que la actividad física le proporciona. Las mismas endorfinas que como dice Jorge Wagensberg producen El Gozo Intelectual, que el Premio Nobel de Física Leon Nederman califica como mejor que el goce sexual.

dog_with_huge_ears 2Pero como directivos ¿qué podemos hacer frente a las personas que identifiquemos como intelectualmente superiores?

  • - Apuntarles a un excelente curso de escucha activa control emocional y comunicación, ayundándoles a equilibrar su perfil en el terreno de lo emocional.
  • - Proporcionarles responsabilidades dándoles amplios márgenes de actuación.
  • - Plantearles desafíos de magnitud, que les permitan sentirse motivados. Ubicarlos en áreas en las que sus capacidades analíticas puedan ser puestas a rendir.

- No tratar de imponer nuestros puntos de vista, dándoles tiempo para expresarse cuando no acabemos de comprenderles. Gastar especiales dosis de escucha activa con ellos.

- Que trabajen en equipo y que en el mismo haya personas capaces de completar y rematar las tareas más tediosas.

Pero lo que realmente ayudaría es realizar cambios en el sistema, porque lo que pasa no dista mucho de lo que sucede a otros colectivos minoritarios como sordos, ciegos, disminuidos psíquicos o personas con discapacidades físicas. El hecho de que la inteligencia extrema sea un atributo positivo no quita que las consecuencias para el que goza de dicho atributo puedan ser devastadoras. Una reforma del sistema educativo debería ayudar a que estas personas desarrollasen plenamente su potencial y al resto de la sociedad a convivir con ellas.

Lo malo es que la falta de visión es claramente un handicap y apoyarlo institucionalmente es políticamente correcto, sin embargo, el “exceso” de inteligencia no es tan evidentemente un problema y apoyarlo no daría demasiados votos, ¿o si? 800.000.

AUTOR: Fernando Gastón Guirao

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