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Obsesión por encasillar

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Obsesión por encasillar

Al directivo le toca vivir en permanente APARENTE contradicción.

Las personas tendemos a clasificar a las personas: “este es cortoplacista”, “este es idealista”, “este es agresivo”, “este es sumiso”. Eso nos hace la vida fácil, nos hace tener la sensación de que vivimos en un entorno más sencillo, predecible y por lo tanto seguro. Encasillar es fácil y minimiza el número de variables que tenemos que manejar cuando analizamos nuestro entorno, minimiza la energía que gastamos procesando información y decidiendo. Pero lamentablemente, estas simplificaciones nos hacen cometer errores de juicio, sobre todo cuando evaluamos a personas capaces de adaptar sus pautas de comportamiento según las circunstancias.

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Dar la espalda a la realidad: estrategia ganadora… a corto

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Dar la espalda a la realidad: estrategia ganadora… a corto

La distancia entre quienes deciden y el día a día real de las organizaciones a menudo hace que las decisiones se tomen sin conocer esa realidad.

Acabo de terminar de ver “La Gran apuesta” una película que trata sobre la crisis de las hipotecas subprime en los Estados Unidos, la famosa crisis NINJA. La recomiendo.

La película está protagonizada por Steve Carell, Mark Bauman en la película,  basado en la historia real de  Steve Eisman. Un grupo de inversores de Wall Street se da cuenta de que existe una burbuja inmobiliaria, que los precios de la vivienda están inflados y que los créditos hipotecarios que hay detrás de esas viviendas en realidad no tienen la más mínima garantía

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Qué jodido es ser líder

Hace poco seguía un debate en linkedin cuyo encabezado rezaba así:

¿Porqué habiendo tantos libros, talleres y debates sobre liderazgo, hay tan pocos líderes?

Mi respuesta es sencilla, porque

“lo de ser líder es jodido”.

Es como leer libros sobre pilotaje de F1 y suponer que vas a ganar un gran premio por leerlos. ¡Con suerte llegarías a la segunda curva!

Yo tengo una empresa y se supone que soy su “Director General”, no es lo que pone la tarjeta (pone Socio Director), pero creo que ejerzo de algo parecido. Si leo a los gurús del management, descubro que tengo que ser un LÍDER, ufff, mal vamos… Desgraciadamente lo que tengo que ser es LíDER y no GURÚ, que me parece más fácil pues puedes serlo desde el sofá de casa.

En el debate de Linkedin nombrado anteriormente, buena parte de la discusión giraba entorno a si el LÍDER nace o se hace. Claro, le empiezas a dar vueltas, ¿nací o me estoy haciendo? O ni lo uno ni lo otro…

Si encuentro indicios de que nací Líder, podría dejar correr lo de pretender serlo y me ahorro la trabajina.

Te pones a escarbar en el pasado:

  • Los niños no me daban collejas en clase. Bueno.
  • Nunca me votaban para delegado. Malo.
  • No era el típico tío popular. Malo
  • El típico tío popular tampoco es el presidente de nada. Bueno

Conclusión: no sé si nací Líder, aunque intuyo que no, así que tendré que intentar hacerme Líder, aunque sin saber si me servirá para nada.

Sólo por poner un ejemplo de lo realmente complicado que es esto de liderar, dicen que un LÍDER tiene que tener una VISIÓN; cuando te enteras, lo primero que te preguntas es cómo tiene que ser esa visión y en base a qué la genero. Pruebas con setas alucinógenas mexicanas y te das cuenta que la visión que logras tiene colorines y bichitos psciodélicos que danzan al ritmo de músicas asincopadas, pero no parece servir a fines de gestión. Visto que los psicotrópicos no parecen aportar nada, lo intentas con la meditación Zen, a ver si en plena iluminación se te presenta la visión, pero tampoco nada. No tienes muy claro como tiene que ser esa visión, ¿Qué elementos contiene? ¿Es muy detallada? ¿Cada elemento que conforma la visión aparece minuciósamente descrito? O sea, que aunque la tengas tampoco sabrás seguro si lo es o si es la que necesitas. Malo :(

Repasas las visiones que cuelgan las empresas en la web y te das cuenta que eso necesariamente no puede servir para nada, son excesivamente superficiales para ser operativas. La mayor parte de historias de empresarios de éxito que he podido conocer y en las que se habla de los sueños de juventud del hombre de éxito, tienen un tufillo a montaje a posteriori que tumba de espaldas. Tampoco en el exterior encuentra la inspiración.

Como no tienes más remedio que tirar adelante la empresa, te vas imaginando como puede ser el futuro; si eso es lo que los gurús llaman visión, es otra historia. Aunque te es muy difícil alcanzar un gran grado de concreción, algunas cosas las ves claras y sabes que formarán necesariamente parte de la empresa en el futuro, pero

lo que tienes son una cuantas ideas deslavazadas, que ni mucho menos conforman una visión completa y sin fisuras;

cómo cuando un pintor pinta un cuadro y empieza a hacer bocetos, la mitad de ellos acaban en la papelera, aunque muchos de ellos contienen elementos de lo que será la obra final, todos ellos juntos tampoco constituyen la obra.

Por si fuera poco hacer los bocetos, tienes que comunicarlos a la organización, problema que no tiene el pintor salvo que haya un mecenas detrás ¿y qué comunico de todo eso? Eres consciente de que el equipo confía en que el proyecto que estemos tirando adelante forme parte de sus sueños individuales y te das cuenta de que

 tienes el deber moral de ayudarles a decidir si este barco es el que encaja con su futuro,

y eso es comunicación importantísima, pero tampoco puedes estar continuamente comunicando bocetos de un cuadro que se dibuja conforme el tiempo pasa. Se supone que un exceso de bocetos en la papelera pueden hacer caer la confianza del equipo en el proyecto, te toca decidir qué cuentas y qué no.

Además, la visión cambia y el entorno cambia y surgen oportunidades y de repente te das cuenta de que tu visión puede ser mejor todavía y la modificas y  ganas confianza en el proyecto, pero viene la crisis y te quedas sin pintura, te parece un ejercicio estúpido planificar a muy largo plazo cuando todos los gurús te dicen que empieza un nuevo mundo y te acojonas, ¿tendré que tirar todos los bocetos a la basura? J…. ¡Si ni tan siquiera sé si la visión o lo que sea que tengo entre ceja y ceja es válida, ni inspiradora, ni realista, ni nada de nada! ¡Y encima tienes que comunicarlo con entusiasmo!, pero claro, tú tienes mil dudas. Y te preguntas ¿Y si soy un loco manipulador? Como nunca he visto uno de cerca…

 ¡Y Sólo hemos hablado de la visión!, que a lo de la visión le tienes que sumar lo de la experiencia y lo de la capacidad de comunicación y lo de los valores (lo de los valores tiene tela marinera, en realidad es complicadísimo y cualquier tontería sobre ellos suena bien), y la ética y la igualdad y la conciliación y la estrategia y… Uff, se me hace más largo que la subida al Tourmalet.

¿De verdad a alguien le extraña que no haya líderes a pesar de todo lo que se escribe y se puede leer sobre el tema?

Así que con todas las dudas que te generan los textos, al final vas dejando de leer todos libros de management que caen en tus manos y te dedicas a hacer, con un punto de locura, lo que crees que tienes que hacer y que sea lo que Dios quiera. Quizás esa sea la clave…

AUTOR: Fernando Gastón Guirao

P.D. Felices vacaciones a todos.

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¿Llegarán los segundos a ser primeros?

No sé si a vosotros os ha pasado nunca, pero a mí, frecuentemente (soy bastante despistado). Coges el coche para ir a un lugar al que has acudido a menudo en los últimos meses/años, pero al que siempre has ido como copiloto, y descubres que no sabes llegar. 2007111259LuisMoyaCarlosSainzCrees que tienes unas ciertas nociones sobre el camino a seguir, pero a medida que avanzas yerras una vez tras otra al intentar trazar la ruta ideal. Te desvías, te pierdes, tienes que preguntar y te sientes un poco, sólo un poquito, idiota. ¿Por qué te pasa esto, si tú siempre vas atento a la carretera? Tu chofer habitual no acostumbra a perderse y tu pensabas que ir de copiloto bastaba para saber lo necesario para no perderse.

Existe una respuesta trivial, casi estúpida, pero que esconde la sencilla realidad y es que el conductor habitual dispone de información adicional ¿Por qué?

Si miras lo que hace el conductor verás simplemente lo que las apariencias indican, que coge el volante que lo mueve y que va mirando la carretera. ¡Tu tambien miras la carretera! Sí, pero el conductor mira algo más. El conductor tiene la responsabilidad de llegar al lugar de destino de la manera más rápida posible y por ello, toma referencias adicionales de las que no es consciente el copiloto, porque no las necesita, pero de las que en ocasiones ni el mismo pilto es consciente: La bandera en la esquina en la que gira, la tienda de jamones justo dos calles antes de la calle en la que tienes que girar,… El conductor  toma estas referencias mediante un sutil movimiento de los ojos, que un observador pasivo de la realidad obviará. Es más, es posible que si tú fueses el conductor las referencias fuesen otras.

gps tom tomEste es un fenómeno que está sucediendo a gran escala gracias a “TOM TOM”. Los GPS nos llevan de un lado para otro y nos convertimos en su número dos. Nos guían por rutas más o menos óptimas, pero nos hacen perder la capacidad de llegar a nuestro destino por nosotros mismos. Después cogemos el coche y es casi como empezar de cero, como si el recorrido que hicimos 20 veces con anterioridad fuese nuevo.

Los motivos  por los que sucede ésto en el mundo de la empresa son diversas y dependen de causas que derivan tanto del estilo de Dirección del máximo responsable, como de la actitud de las personas que le rodean. Ambas razones están altamente correladas, ya que en buena medida es la propia forma de dirigir la que genera determinadas actitudes entre los subordinados.

borregos_1Por un lado, organizaciones con estilos de dirección autoritarios generan equipos de seguidores pasivos. Si alguna persona tiene potencial para destacar por tener ideas propias y querer defenderlas, acabará dejando la organización, en cuanto se tropiece unas cuantas veces con un DG que no le escucha. Se irá a buscar alguna organización donde de vez en cuando le dejen el volante para poder conducir y así desarrollar por si mismo la capacidad para decidir un camino y seguirlo, pues esa un habilidad que se adquiere por la fuerza de la costumbre.

Pero no toda la culpa se puede achacar al estilo del hombre de vértice. Aún con el estilo de dirección adecuado un jefe se puede encontrar rodeado de un primer nivel de mandos pasivos, que prefieren no asumir riesgos y continuamente se dedican a proponer aquello que ya saben que a su jefe le puede encajar, quizás sea un equipo heredado. Algunos lo harán pensando que el servilismo puede ser una buena vía para conseguir el favor del jefe en el camino de la sucesión; otros, simplemente porque no aspiran a más, y prefieren rehuir enfrentamientos porque eso les hace la vida más fácil. Prefieren ir de copilotos e irse quejando cínicamente de los errores que la dirección comete, pero no desean coger las riendas, demasiados riesgos.

El riesgo de que un Director General se acabe rodeando de directivos serviles se dispara en empresas situadas en entornos rurales, donde la rotación de directivos es más limitada, donde la capacidad de los directivos de asumir riesgos está limitada por el elevado impacto que las decisiones de empresa pueden tener en el entorno próximo y donde ese servilismo de los mandos queda enmascarada en forma de una supuesta identificación de la persona con la organización, cuando en realidad no es más que miedo.

A parte del estilo de Dirección más participativo, que supone dejar el volante a ratos a las personas del equipo para que vayan ganando confianza en definir sus propias rutas, se requiere por parte del DG de la habilidad para desenmascarar a las personas pasivas que simplemente medran a su alrededor. A fin de cuentas es lo mismo que el directivo sea autoritario que que las personas se dediquen a descubrir que es lo que quiere su jefe para hacerlo. En ambos casos las consecuencias son las mismas y es que queda limitada la capacidad de desarrollo de la organización. Cómo jefe, se requiere de coraje para reconocer la labor de personas que continuamente se enfrentan a tus opiniones y para que esto sea así, es clave que los valores más básicos que subyacen a las decisiones prevalezcan.

vigia en tope mastilEs difícil, por culpa del segundo principio de termodinámica (creo), que nos lleva a todos a realizar los mínimos esfuerzos, no caer en un papel de secundones frente a nuestro jefe. Si queremos evitarlo debemos ir de copilotos, pero hacer el esfuerzo de planificar la ruta, de visualizarla, avanzar a lo largo de la ruta entendiendo el porque de cada giro, como si fuésemos los que conducimos. Sólo entonces estaremos seguros de no caer en el letargo de la pasividad después de unos años de no llevar nosotros el volante. Tenemos que sentirnos Directores Generales no con el ánimo de suceder sino de aprender, requiere de un nivel de energía superior alzándote por encima de lo que tu propio puesto requiere, pero es que comandar una organización requiere de grandes niveles de energía.

AUTOR: Fernando Gastón Guirao

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