En el entramado empresarial español encontramos joyas ocultas, maravillas que pasan desapercibidas para así, desde la humildad y la discreción, seguir creciendo y mejorando.
La pasada semana me vi con Pedro. Han pasado 12 años desde que le conocí como cliente y desarrollamos una sana amistad: lo mismo podemos ir a jugar unos hoyos de golf que perdernos en el bosque a coger setas. Durante todo este tiempo Pedro ha seguido estando en el comité de dirección, al igual que los otros miembros del comité y la dirección general. No conozco ninguna otra organización de ningún tipo con un equipo directivo tan estable.

